Según los auhdines, el
dios Jsti creó la Tierra con sus poderes mágicos.
Usó un hechizo de tierra
para crear todas las rocas, las piedras, las montañas, la tierra…
Usó otro hechizo para
crear las plantas, los árboles, la hierba, los nenúfares, las hiedras…
De un saco sacó una
poción, que vertiéndola en el suelo, creó un gran lago de agua limpia y clara,
de donde se extendieron ríos y mares para dar de beber a sus plantas.
Él tenía, en una pequeña
botellita, un polvo blanco brillante, que esparciéndolo al cielo, creó las
estrellas.
Con un soplo, creó los
vientos que venían de los lugares más inesperados; y con un líquido azul
espeso, creó los hielos del Norte.
Cuando se enfadaba, creaba
los volcanes, los terremotos y los tornados, que dieron carácter a esa tierra
en creación.
Con otro hechizo, creó los
animales que poblaban los bosques y los mares y; lo que más le costó, fue crear
a el ser humano, un ser inteligente capaz de seguir con su obra, pues él estaba
extenuado de crear todo lo que hizo, y le dejó su creación a los hombres, para
que disfrutaran de su obra.
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